18 FEBRERO 2016
LAS 5 MEJORES ESPÍAS SOVIETICAS
ALEXANDER KOROLIOV
Recordamos a una serie de mujeres que estuvieron en el KGB durante la primera mitad del siglo XX.
Nadezhda Plevítskaia
Cantaba con el acompañamiento del compositor Serguéi Rajmáninov y el zar Nicolás II la llamó “ruiseñor de Kursk”. Esta joven campesina pasó de ser monja a una de las cantantes más famosas de su época. Tras emigrar a causa de la Revolución de 1917se casó con el general zarista Nicolái Skoblin.
En 1931 ambos fueron reclutados por el servicio de inteligencia soviético. Durante seis años facilitaron información sobre los exiliados rusos en Europa. Su mayor operación fue el secuestro del general Evgueni Míler en 1937 en París.
Lograron con astucia que el dirigente de la organización militar de emigrantes más grande de entonces acudiera a un encuentro con diplomáticos alemanes, que en realidad eran otros agentes soviéticos. Adormecieron al general y lo llevaron a Rusia por vía marítima.
Sin embargo, antes de acudir a la reunión Míler dejó escrita una carta y descubrieron a los espías. Skoblin huyó a España, donde pronto murió. Plevítskaia fue detenida y condenada a 20 años de trabajos forzados. Murió en prisión, en la ciudad francesa de Rennes en 1940.
Zoya Voskresénskaia
Foto: Vladímir Savostiánov
En 1929, con tan solo 22 años, empezó a trabajar en el Departamento de Exterior del Directorio Político Unificado del Estado. La guapa joven fue enviada poco después a Ginebra para ser amante de un general alemán.
Más tarde recordó: “Iré y seré su amante, si es necesario. Luego me mataré. Después de eso dejaron de ofrecerme propuestas de ese tipo.” En la década de los 30 trabajó en Manchuria, Letonia, Alemania y Austria. A principios de junio de 1941, en calidad de oficial de la Sociedad de Relaciones Culturales con Países Extranjeros, la espía asistió a una recepción en la Embajada de Alemania en Moscú, donde fue invitada a bailar un vals con el conde Friedrich Werner von der Schulenburg.
Zoya descubrió que habían preparado un gran número de maletas. Informó de que los alemanes hacían preparaciones apresuradas para evacuar la embajada pero ignoraron su mensaje.
Tras retirarse en 1955 llegó a ser una famosa escritora de libros infantiles y nadie sabía nada acerca de su vida anterior. En 1990 fue denunciada en una entrevista por el jefe de KGB, Vladímir Kriuchkov.
Margarita Koniónkova
Albert Einstein, E. Einstein y Koniónkov en el jardín de la casa de los Einstein en Princeton en 1935. Foto: TASS
El escultor Serquéi Koniónkov se trasladó a Nueva York con su esposa Margarita en 1923 para participar en una exposición de arte soviético. El viaje acabó durando 22 años: El “Rodin ruso” trabajaba mientras que Margarita abrió un estudio en Greenwich Village en donde conversaba con los políticos estadounidenses más importantes y con sus esposas.
Conoció personalmente a la primera dama Eleanor Roosevelt y tenía acceso a la Casa Blanca. Su objetivo principal fueron los científicos encargados de desarrollar armas nucleares. Margarita era amiga del “padre de la bomba atómica” Robert Oppenheimer y en 1935 conoció a Albert Einstein.
A juzgar por las apasionadas cartas del científico, Koniónkova llegó a ser su último amor. La agente logró reclutar a varios físicos nucleares estadounidenses.
Además, gracias a ella Einstein se reunió con el encargado del espionaje soviético residente en Nueva York. En 1945 los Koniónkov fueron deportados a Rusia. Margarita murió en 1980.
Elena Modrzhínskaia
A finales de 1940 en una estación de tren de la ocupada Varsovia una mujer que acababa de salir del tren se abalanzó sobre los brazos de un hombre con un ramo de flores. El diplomático soviético, Iván Vasíliev (cuyo nombre real era Piotr Gudímovich) recogía a su supuesta esposa Maria, pero en realidad se veían por primera vez. Ella era la agente Elena Modrzhínskaia.
El objetivo principal de la pareja era descubrir los planes de Alemania respecto a la URSS. El 22 de junio de 1941, un día después del ataque nazi a la URSS, ambos fueron detenidos, ya que a la Gestapo le parecía sospechoso un matrimonio tan agradable. Los interrogatorios no dieron resultados y los cónyuges, así como otros diplomáticos, fueron intercambiados por alemanes detenidos en Moscú. Más tarde, tras su regreso a la URSS, la pareja se casó.
Anna Kamáieva Filonenko
Foto: IvanFM/Wikipedia.org
En otoño de 1941 en el destacamento de operaciones especiales del Comité de Asuntos Internos, donde trabajaba Anna Kamáieva, se entrenaba un grupo de agentes para contrarrestar posibles acciones de los nazis en Moscú.
Anna desempeñaba un papel especial: debía realizar asesinar a Hitler en caso de que fuera necesario. Moscú se defendió y Kamáieva fue enviada a la retaguardia alemana para llevar a cabo actividades subversivas.
En octubre de 1944 fue enviada a México, donde preparaba una operación para liberar de prisión al asesino de Trotski, Ramón Mercader, pero la operación se canceló en el último momento.
Después de la guerra se casó con un agente de inteligencia militar, Mijaíl Filonenko, con quien pasó 12 años en el extranjero y trabajaron juntos como agentes. Primero en Checoslovaquia, luego en China, y desde 1955 en Brasil, donde establecieron una red de agentes secretos.
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