LA MUJER EN LA HISTORIA MILITAR

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Damas Legionarias

viernes, 15 de febrero de 2019

"EL ANGEL DEL GUETO DE VARSOVIA", IRENA SENDLER


"EL ANGEL DEL GUETO DE VARSOVIA", LA HISTORIA DE LA MUJER QUE SALVÓ A MÁS DE 2.500 NIÑOS DEL HOLOCAUSTO

Una mujer excepcional que no ha sido reconocida por su gran labor durante la Segunda Guerra Mundial. Discreta y valiente, Irena Sendler salvó la vida de más de 2.500 niños durante el conflicto.

                                                  Irena Sendler, la heroína del Holocausto

Tardó en hacerse popular. No fue hasta 1999, cuando su hazaña fue descubierta por un grupo de estudiantes de Kansas (EE.UU.) que realizaban un trabajo sobre el Holocausto.

Irena Sendler nació en 1910 en Otwock, Varsovia, en el seno de una familia católica. De su padre, médico rural que murió cuando ella tenía apenas 7 años, aprendió la solidaridad y el respeto por los demás. Su padre Stanisław Krzyżanowski falleció tras contagiarse de tifus que sufrían sus pacientes y a quienes muchos de sus colegas médicos no quisieron atender por miedo a contagiarse.

Siguiendo, en parte, los pasos de su progenitor, Irena decidió dedicar su vida a los demás y se hizo enfermera. Trabajaba en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia cuando Alemania invadió Polonia y, un año después, tras la apertura del gueto de Varsovia, Irena se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos, conocido como Zegota, como miembro del cuerpo sanitario para encargarse de paliar los casos de enfermedades contagiosas.



                                                          Sendler, el ángel de Varsovia

Para impedir la propagación del tifus, los nacionalsocialistas permitieron la entrada de las personas que intentaban frenar esta enfermedad. Fue en ese momento cuando Irena se dio cuenta de que lo que le aguardaba a la mayoría de las personas del gueto era terrible. Por eso, decidió entonces intentar sacar de allí a los más pequeños.Como los alemanes invasores tenían miedo de una posible epidemia de tifus, permitían que los polacos controlaran el recinto del gueto y podían entrar y salir sin dificultad.
Pronto se puso en contacto con familias a las que les ofreció llevar a sus hijos fuera del gueto. Pero no les podía dar garantías de éxito.

Lo único cierto era que los niños morirían si permanecían en él.
Los llegó a sacar en bolsas, sacos de patatas, maletas, cestos de basura, en ambulancias como víctimas de tifus, pero cuando los nazis intensificaron la vigilancia, para asegurarse de que no fuesen descubiertos comenzó a drogar a los niños para después meterlos en ataúdes.
Logró reclutar al menos una persona de cada uno de los diez centros del Departamento de Bienestar Social de la ciudad y empezó a trazar un plan para salvar a tantos niños judíos como pudiese.

Con su ayuda, elaboró cientos de documentos con firmas falsificadas dándoles identidades temporales a los niños judíos.
Quería que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres y a sus familias, para ello ideó un archivo en el que registraba los nombres de los niños y sus nuevas identidades.
Anotaba los datos personales de cada pequeño en trozos de papel y los guardaba dentro de botes que luego enterraba bajo un manzano en el jardín de su vecino sin que nadie sospechase nada.

Al principio, se las amañó para poder sacar a los niños y niñas en las ambulanciasque trasladaban a los pacientes más graves al hospital fuera del gueto. Sin embargo, con el paso del tiempo, tuvo que ingeniárselas de otras formas y decidió sacar a los pequeños en bolsas de basura o, incluso, en ataúdes.

El 20 de octubre de 1943, Jolanta (nombre en clave de Irena) fue detenida por la Gestapo. Pero, aún en prisión y sometida a horribles torturas, jamás desveló el paradero de todos los niños a los que había salvado.

Cuando la guerra terminó e Irena desenterró la lista que había hecho con los nombres de los niños rescatados, se la entregó al comité de salvamento de los judíos supervivientes. Cuando su hazaña se hizo pública, algunos de esos niños la reconocieron. En pleno Holocausto, fue condenada a muerte, pero un soldado la ayudó a escapar y pudo seguir con su labor hasta que la guerra terminó. Por desgracia, ese soldado fue ejecutado.

Oficialmente Irena figuraba en la listas de los ejecutados, así que a partir de entonces, continuó trabajando pero con una identidad falsa.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Irena desenterró los botes con la información de cada niño y le entregó las notas al doctor Adolfo Berman, el primer presidente del Comité de salvamento de los judíos supervivientes.
La mayor parte de las familias de los niños había muerto en los campos de concentración nazis.
Sendler fue candidata al Premio Nobel de la Paz en 2007, aunque finalmente no resultó elegida.
Sin embargo, fue reconocida como Justa entre las naciones y fue nombrada ciudadana honoraria de Israel.

Por su parte, el gobierno polaco se le otorgó la más alta distinción civil de Polonia al ser nombrada dama de la Orden del Águila Blanca en 2007.



                                                         Imagen: Isabel Ruiz Ruiz

Irena Sendler falleció en Varsovia, el 12 de mayo de 2008. Tenía 98 años.

Nuestro más profundo y sincero reconocimiento a Irena Sendler, una mujer valiente, luchadora y solidaria que salvó tantas vidas.

....A FONDO

IRENA SENDLER

Imagen relacionada

Entrevista realizada a IRENA SENDLER:
La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad.

Mi padre era médico y murió cuando yo era todavía pequeña porque se contagió de tifus de varios pacientes a los que sus colegas médicos habían rechazado atender. También a él lo rechazaron cuando contrajo la enfermedad y falleció. Fue el mejor y el peor aprendizaje.

La comunidad judía me pagó los estudios en agradecimiento a la labor de mi padre, ya que muchos de aquellos pacientes eran judíos. Les hablo de esta infancia y de mi vida en general, desde Varsovia, desde Polonia. Pero en la universidad, estudiando enfermería, que sentía de manera vocacional para ayudar, me expulsaron porque me opuse al sistema de discriminación existente.

Fui enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, que llevaba los comedores comunitarios de la ciudad. El trabajo allí fue arduo, pero nunca pensé entonces lo que iba a hacer luego, simplemente surgió.

Fue cuando en 1942 los nazis crearon un gueto en Varsovia, un gueto con unas condiciones de vida imposibles, y fue entonces cuando conseguí para una compañera y para mí, identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Más tarde conseguí pases para otras colaboradoras. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se destara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto.

.Irena Sendler
Así fue como a lo largo de un año y medio, tras ver las condiciones que existían en ese gueto, que solo podía terminar en la muerte de todos los que allí estaban, me puse a rescatar a niños. Empezamos a sacarlos en ambulancias, pero pronto todos los caminos eran válidos con tal de que salieran de allí y pudieran sobrevivir: sacos, cestos de basura, bolsas de patatas, ataúdes… cualquier cosa para garantizar la vida de unos niños condenados a una muerte segura.
Me organicé para elaborar un archivo con sus nombres judíos, con sus orígenes y sus familias, al lado de sus nuevos nombres católicos, sus nombres para la supervivencia. Iban a ser acogidos, y dados en adopción pero yo no quería que no supiera su verdadero origen. Este archivo lo guardé en dos botes de cristal y lo planté debajo del manzano de mi vecina, contando con mi propia muerte.
Los nazis supieron de mis actividades y finalmente fui detenida por la Gestapo. En la prisión fui torturada con el fin de que desvelase los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños liberados, niños judíos. Nunca los traicioné. Pude sobrevivir gracias a un soldado alemán que me dejó huir al grito de ¡corra! cuando ya había sido condenada a muerte.
Al día siguiente hallé mi propio nombre en la lista de los ejecutados y seguí trabajando con una identidad falsa. Cuando la guerra terminó, entregué los dos botes con las listas al pimer presidente del Comité de salvamento de los judíos supervivientes. Cierto es que la mayoría de las familias de los niños habían muerto en los campos de concentración nazis



Cuando mi nombre se dio a conocer, me empezaron a hacer muchas entrevistas y mi fotografía fue publicada en distintos medios así que empezaron a reconocerme niños que ya eran adultos, claro. Fue algo cansado porque empecé a recibir muchas visitas y me dieron unos reconocimientos que no esperé jamás: fui nombrada dama de la Orden del Águila Blanca, la mayor condecoración de Polonia. Fui condecorada también como Justa entre las naciones y fui propuesta por el gobierno de Polonia a Premio Nobel de la Paz.
El árbol plantado en honor de Irena Sendler, Yad Vashem, 2012
El 19 de octubre de 1965 Yad Vashem reconoció a Irena Sendler como Justa de las Naciones. El árbol plantado en su honor se yergue en el comienzo de la Avenida de los Justos de las Naciones.



"A pesar de que no puedo no estar agradecida por todo, siempre dije que mis actos fueron la justificación de mi existencia en la tierra y nunca un título para recibir la gloria"
Irena Sendler


REDACCIÓN, MAQUETACIÓN Y ARCHIVO FOTOGRÁFICO J.M.G

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