LA MUJER EN LA HISTORIA MILITAR

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Damas Legionarias

lunes, 18 de febrero de 2019

LA LEONAS DE ALA


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«Las leonas de Alá»: Así captaba Estado Islámico para la yihad a mujeres jóvenes en España

La Policía acabó con dos redes de captación especializadas en reclutar jóvenes. Elegían a candidatas en Facebook, las pasaban a un canal de WhatshApp y luego llegaba el contacto directo

Pablo Muñoz
MadridActualizado:

El 17 de agosto de 2001 el Alto Consejo Saudita aprobó que las mujeres participaran en atentados terroristas; un año después, el jeque Yassin, jefe de Hamás, afirmaba que «son la reserva de nuestro Ejército; cuando es necesario, las usamos»; y ya en 2004, Yusuf al-Qaradawi, decano del Centro de Estudios Islámicos en la Universidad de Qatar añadía que «deben participar de la yihad incluso sin el permiso del marido»...
Esta base ideológica, reforzada por otras muchas fatwas en el mismo sentido, sirvió a Daesh para poner en marcha una estrategia de reclutamiento de mujeres con el objetivo de destinarlas a tres misiones: la procreación, para asegurarse el nacimiento de nuevos muyahidines y la ocupación del territorio; ser esclavas sexuales de los combatientes en sus momentos de descanso y también perpetrar ataques terroristas y formar brigadas encargadas de garantizar el cumplimiento de la «sharia» (ley islámica), con una ferocidad, además, muy superior a la que emplean los hombres, como sucedió en Raqqa. La que se quería crear en España tenía el sugerente nombre de «Las leonas de Alá».
Para poder llevar a cabo esa estrategia Estado Islámico tenía que reclutar a muchas mujeres en todo el mundo y para ello puso en marcha un gigantesco plan de propaganda, perfectamente diseñado y con mensajes específicos pensados para ellas. España, lógicamente, no ha sido una excepción y operaciones de la Comisaría General de Información de la Policía como Kibera y Vértice, realizadas entre 2014 y 2016 son prueba de ello. Ambos servicios han desembocado ya en sendos juicios y las consiguentes condenas, de entre cuatro y siete años. Las redes, aunque se atacaron por separado, formaban parte del mismo entramado, pues compartían el mismo canal de comunicación y en algún caso las administradoras de los grupos coincidían.




Para desarticular esas tramas los expertos antiterroristas de la Policía monitorizaron las redes sociales, que siempre han jugado un papel clave en las estrategias de captación y radicalización en Estado Islámico. De esta forma se llegó hasta el marroquí Achraf Jouied, alias Abu Anas o Ashraf al Andalusí, que mantenía contacto con dos mujeres en España. Una de ellas, Sanae Boughroum, aceptó el encargo de crear estructuras de captación y reclutamientoenfocadas directamente a la mujer. La segunda, Laila Haira, decidió colaborar con la anterior tras ser ella misma captada y radicalizada por la anterior.
Los primeros contactos para reclutar a combatientes siempre se producían a traves de Facebook, donde estas mujeres manejaban perfiles que sugerían cierta afinidad con Daesh, aunque no de forma evidente. Esa circunstancia les permitía ampliar el espectro de posibles «clientes», sobre todo jóvenes musulmanas. Tras los primeros contactos, y si detectaban empatía con la causa, pasaban a las chicas a un WhatsApp.
Un ejemplo claro de esta forma de actuar se produce el 8 de agosto de 2015, cuando Laila Haira intenta converncer a una chica de 15 años, de nombre Bouchram de que pase a ese segundo canal:
Bouchra: «Mi padre siempre me pregunta por ti. Eres un ejemplo para él. Me dice siempre que lleve el ‘hiyab’
Laila: Tengo un grupo en el Facebook, o sea, en el wahatsapp, y en el grupo sólo tengo a tías, sólo hablamos de temas de religión, cuando llegue a casa te agrego(...)
B: Vale, tú me agegas, así conozco a las chicas y puedo hablar con ellas
L:Hay chicas buenas, incluso españolas (...) hay como cien chicas en el grupo (...)
B: Pero son chicas jóvenes, ¿no?
L: Sí, las hay con 12, 13, 14, 15, 16. Y las hay con 30 y 40 años. Solemos aprender cosas juntas, nos hacemos preguntas y comentarios».
Sanae Boughroum y Laila Haira detectaban a partir de este tipo de conversaciones a las chicas que podían ser más vulnerables, con las que mantenían conversaciones en privado dentro de la misma aplicación y en las que se hablaba claramente de la «Creencia Verdadera». El número de jóvenes a su alcance era muy alto, porque controlaban al menos tres grupos de WhattSapp: «Nour Al Islam 1», que tenía cien miembros, «Nour Al Islam 2», con seis más –eran las reservas– y «El Paraíso para los Extraños».
Se tiene constancia de que tres jóvenes marroquíes llegaron al final del adoctrinamiento, que tenía como fin último que viajaran a Siria para incorporarse a Daesh. Una de ellas, Raja El Assemy, de 18 años, decidió hacer el viaje, lo que no logró gracias a la actuación de la Policía. Por supuesto, la red le dio las instrucciones precisas para no ser detectada.
La segunda rama de captación estaba dirigida por un individuo, Yawad Mohamed, que era quien tutelaba a las dinamizadoras de este grupo, Wafila Mohand y Francis Carolina Peña Orellana, alias Nadia. Ambas recibían instrucciones de Yawad, que además les proporcionaba el material y los conocimientos necesarios para su trabajo de captación.
El 2 de agosto de 2014 la Policía detenía en el paso fronterizo de Beni Enzar, en Melilla, a una cría de 14 años, acompañada por Fauzi Allal Mohamed, de 20. Intentaban entrar en Marruecos para mantener un encuentro con una red de captación que les iba a facilitar el viaje a la tierra de yihad. Fauzia formaba parte también de la célula de captación, y la menor, Nawad, fue describiendo en redes sociales cómo iba a ser el viaje a Irak, en el que su compañera iba a ser su vigilante hasta que tomara el vuelo.
La menor ha podido ser desradicalizada en un centro de acogida y con la ayuda de su familia, y fue además testigo protegido en el juicio contra la red que la captó; la otra chica ha sido condenada ahora a cuatro años...
Ambas fueron captadas por el grupo de Yawad Mohamed, residente en Melilla, y sus colaboradores, Wafila Mohand y Nadia. Además de ser una de las dinamizadoras de los grupos de WhatsApp, la primera estaba dispuesta a viajar a Siria, conocía las zonas de conflicto, explicaba las rutas superar la frontera turco-siria y distribuía propaganda de Daesh.
Nadia también administraba esos grupos, estaba en contacto con miembros de Estado Islámico en Siria, distribuía propaganda y había decidido viajar ella misma hasta allí, por lo cada vez tomaba más medidas de segruidad. La Policía detectó un intercambio de mensajes con un muyahidin al que pidió consejo sobre cómo actuar para poder cumplir su propósito. Tiene un perfil muy radical y poseía anundante material sobre Daesh.
Las dos bautizaron sus grupos de WhatsApp con nombres como «Las guerreras de Alá», «Abrázate al Islam» o «Ghuruba Muwahides». Toda una declaración de intenciones.

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